VIENA, Austria.- El jefe del organismo de control nuclear de Naciones Unidas, Rafael Grossi, pidió la creación de una zona de protección en torno a la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, controlada por Rusia, luego de una nueva avería, en medio de una ola de ataques aéreos.
“Cada vez estamos tirando un dado. Y si permitimos que esto continúe una y otra vez, algún día se nos acabará la suerte”, declaró Grossi ante la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), compuesta por 35 países.
La central nuclear más grande de Europa perdió su última línea eléctrica externa a primera hora de ayer, tras los ataques con misiles que se abatieron sobre Ucrania durante la noche.
La Planta de Energía Nuclear de Zaporiyia (ZNPP, por su sigla en inglés) se ha quedado sin generadores diésel de emergencia, la última línea de defensa para mantener refrigerado el combustible del reactor y evitar una fusión potencialmente catastrófica.
Como sucedió en ataques anteriores, Rusia y Ucrania se culparon mutuamente.
Grossi viene intentando que ambas partes lleguen a un acuerdo en el que se comprometan a no disparar contra la central ni desde ella y se retiren las armas pesadas, según los diplomáticos.
“Esta es la sexta vez -permítanme repetirlo, sexta vez- que ZNPP se queda sin energía eléctrica y tiene que funcionar en modo de emergencia”, dijo Grossi en la reunión trimestral de la Junta, según un comunicado del OIEA.
“Permítanme recordarles que se trata de la mayor central nuclear de Europa. ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo podemos sentarnos en esta sala esta mañana y permitir que esto ocurra? Esto no puede continuar. Me asombra la complacencia”.
Dijo que todo el mundo debe comprometerse a proteger la seguridad de la central. “Y tenemos que comprometernos ya. Lo que necesitamos es acción”, afirmó.
Ucrania acusa a las fuerzas de Vladimir Putin de haber lanzado 81 misiles sobre su territorio, mientras la gente dormía, con alcance en 10 de las 27 regiones del país. El ataque dejó al menos nueve muertos y provocó cortes de electricidad, incluyendo la interrupción temporal de suministro de la central de Zaporiyia.
Pocas horas después de los ataques, el operador eléctrico ucraniano Ukrenergo anunció la reconexión con la red nacional de la central, ocupada por fuerzas rusas desde hace un año, y descartó el riesgo de un incidente nuclear.
Rusia indicó que los bombardeos, en los que usó sus nuevos misiles hipersónicos Kinjal, fueron una represalia por una incursión en su territorio, el 2 de marzo por parte de saboteadores ucranianos.
Los misiles causaron la muerte de varios civiles en la región occidental de Leópolis, considerada, hasta ahora, relativamente segura y lejos del frente de batalla, mientras seguían los combates en la ciudad de Bajmut, en el este.